domingo, 20 de mayo de 2007

El aire fresco de los setenta


El cine norteamericano del setenta fue una bocanada de aire fresco. La cinefilia fue el nuevo status de los “jóvenes turcos” que ya se despegaban con autoridad del arte del cine europeo. Un arte que para entonces empezaba a revisarse a sí mismo tras la resaca de París 68` y las nuevas configuraciones políticas, sociales y culturales. La primera persona cinematográfica cedió el paso a la representación mental, a la estructura alegórica, al viaje desinhibido. El positivismo rupturista del sesenta permitió la vuelta a la linealidad aristotélica y en muchos casos al encuentro feliz con los paradigmas literarios totales. Esta es una lista tentativa de diez películas de la década del setenta muy influyentes en el devenir histórico del cine.

La mamá y la puta de Jean Eustache.- Uno de los filmes seminales de la Historia del Cine. Eustache, proveniente de los Cahiers du Cinéma, le tomó el pulso a la sociedad francesa después de la revolución de Mayo del 68. El dilema amoroso de Jean Pierre Leàud es conmovedor, febril y lleno de simbologías: ya en un lecho de la clase media urbana, ya en una desvencijada buhardilla parisina.

Taxi Driver de Martin Scorsese.- Scorsese adaptó magistralmente un guión de Paul Schrader y obtuvo la mejor película de toda su carrera. La locura y la represión de Travis Bickle (Robert De Niro) son el antídoto contra Nueva York y su galería de seres nocturnos, prostibularios y provocativos. La expiación de los pecados y la redención final, legitiman el anonimato urbano según Scorsese.

The Killing of a Chinese Bookie de John Cassavettes.- El adocenado cine independiente americano de 2007, tuvo su partida de nacimiento en Cassavettes. Con ese estilo escrutador de los objetos y sus esencias, de los cuerpos femeninos turgentes y de las borracheras olímpicas, el director penetra hasta el alma de un manejador de un club nocturno en Los Angeles (notable Ben Gazzara) cuyos acreedores le encargan una misión peligrosa.

El conformista de Bernardo Bertolucci.- Obra maestra absoluta basada en una novela de Alberto Moravia, que ha conocido un relanzamiento mundial a propósito de una versión uncut en DVD. Las apariencias “políticamente correctas” de Marcello (Jean-Louis Tritignant) esconden un episodio de niñez culposo. El relato -muy compuesto- se despliega en la Roma fascista y en el París librepensador, con una concepción revolucionaria de la iluminación y el color.

¡Apocalipsis ya! de Francis Ford Coppola.- Luego de tres años de accidentado rodaje en Filipinas, Coppola presentó al mundo una adaptación de El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad, que tiene un vigor y un sentido totalizante en extremo. El director quedó arruinado y el cine norteamericano consiguió una cinta compleja, apasionante, luminosa, moderna.

El francotirador de Michael Cimino.- Cimino es un héroe olvidado del cine. Con este filme reivindicó el patriotismo que, salvando las distancias y las nacionalidades, también celebraron Renoir, Borzage e Ichikawa. Su hermoso aliento a elegía bélica, su tensión narrativa y sus dimensiones épicas aseguraron su vigencia en el tiempo, a contravía de su creador.

Stalker de Andrei Tarkovski.- La capacidad de articular una narración a partir del extrañamiento, el silencio y el poder telúrico de lo alienígena (lo intruso, léase) solo estaba a disposición del gran Andrei Tarkovski. Imágenes destiladas por la mejor ciencia ficción, traficante de pensamientos poéticos y contrarrevolucionarios, Stalker sigue siendo una obra maestra incontestable.

Las dos inglesas y el continente de Francois Truffaut.- El segundo libro de Henri Pierre Roche, mereció una espléndida adaptación de Francois Truffaut. Rica en recursos expresivos (gestos, miradas, diálogos francos, cartas) con una dirección artística muy próxima al arte victoriano y al impresionismo francés, esta película de amor lacerante y enfermizo es paradigmática.

Pat Garret & Billy the Kid de Sam Peckinpah.- El western más triste y crepuscular jamás hecho. Con esta película, Peckinpah llevó el género hasta los bordes mismos de la vieja heroicidad, de la violencia seca, de la supervivencia en territorios mestizos. Todos los personajes están de regreso en un lejano oeste que espera su última crónica roja.

Muerte en Venecia de Luchino Visconti.- Puede tratarse de la última gran adaptación de un libro. Como Los duelistas o Los muertos, Muerte en Venecia se toma las licencias necesarias para ser fiel al material original. Esta historia de crisis artística y pasión homosexual, tiene en el poder de la banda sonora, en el trabajo con los actores y en el uso sistemático del zoom los insumos necesarios con los que Visconti traspasó el umbral de la genialidad.


Óscar Contreras

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenas.
Me gustaria saber su opinion de la pelicula Rocky, que tambien fue representativa en los 70`s (le gano a Taxi Driver en los Oscar`s, aunque eso no sea tan importante ahora)
A mi me parecio muy dura y a la vez optimista. Tiene buenas actuaciones (el mismo Stallone, Burt Young como el cuñado borrachin y Talia Shire, hermana del director del Padrino) Para mi, es una historia simple, pero ahi esta el encanto (las secuelas lamentablemente le dieron mala fama)

Esta muy interesante su blog, me ha animado a ver mas peliculas. Por cierto, donde consigo "La Flauta Magica" de Bergman?

Gracias

Javier