sábado, 15 de diciembre de 2007

Crónica 2: segunda jornada de la muestra de cine regional de APRECI

Lamentable. La nota resaltante de la segunda jornada de la Muestra de APRECI fue la proyección inconclusa de la película cajamarquina El encuentro de dos mundos, la otra cara, de Héctor Marreros. Tras la definitiva tercera interrupción por fallas técnicas en el equipo del C.C. CAFAE se concluyó la velada con las debidas disculpas del caso. A falta de 20 min. para la culminación del film se puso fin a la Muestra de cine regional por el día viernes.

La gratuidad del Centro Cultural CAFAE me atrajo hasta su sala para esta ocasión. Por otro lado, en El Cinematógrafo se pasaría Los actores, de Omar Forero, ojalá sin ningún inconveniente.

Con media hora de retraso por la vana espera del realizador del film, se inició la segunda jornada de la muestra. Todo había empezado con el pie izquierdo (perdón zurdos), pero no esperé que finalizará con tremendo tropezón. Imposible la ausencia de quejas y murmullos contra la organización del evento, un desliz tremendamente perjudicial para la imagen de APRECI ante la voz popular, aunque la entidad no tenga gran peso de culpabilidad en este bochornoso suceso. Confío en que esto será un traspié único e irrepetible, que a partir de ahora se tomarán mayores precauciones antes de alguna proyección o de cualquier otro evento a realizarse, y así evitarse otra verguenza pública. Ahora, el comentario (parcial) de la película a cuarto de camino cerca de su fin:

El encuentro de dos mundos, la otra cara escenifica satíricamente el episodio histórico de la llegada de Francisco Pizarro con sus huestes conquistadoras a Cajamarca, y su confrontación con el Inca Atahualpa ¿Qué más? Pues, no lo sé. Hasta esas instancias aguantó la copia DVD de la película. El desenlace es un misterio, pero haciendo, nuevamente, supuestos, supongo que seguirá la misma senda en la que anduvo por más de una hora de metraje.

Un paisano pasea anonadado por las calles cajamarquinas. Él visita las plazas y lugares de mayor atracción popular como el Cuarto del Rescate, donde Atahualpa propuso el precio de su vida ante los colonizadores, y la piscina municipal. El extraño como un perfecto ingenuo es lorneado por los citadinos más acriollados. Esta secuencia acaba (¿?) con el sueño profundo del susodicho, quien transporta las acciones a la época de la Conquista. Lo irreverente del relato se justifica con lo onírico que se plantea explícitamente en la escena inicial, la película se perfila como comedia desaforada similar a las escenificaciones de los populosos cómicos ambulantes de poco tiempo atrás. Los gags son simplones y chabacanos, practicamente improvisados por los actores, quienes balbucean los parlamentos con deplorable desenvolvimiento escénico, con poca timidez, pero con mucha insuficiencia. Se entremezclan también elementos tecnológicos de nuestro tiempo con los rudimentos de esa época. Se traspasa fácilmente la línea de lo patético e irrisorio con lo satírico e irónico. La propuesta emboza, y hasta justifica, la precariedad de la producción, el motivo de burlarse de acontecimientos de antaño da permiso para casi cualquier manifestación trasgresora de lo real. Por eso, vemos papel metálico haciendo las veces de los objetos de acero, sábanas toscas como atuendos de los imperiales, alhajas desconocidas para ese tiempo figurantes en las escenas, castellano hablado (casi) a la perfección por los incas, entre muchísimas más anotaciones burlescas que tratan de matizar a esta entrega como totalmente irreverente y original. Entonces, con eso se justifica, de cierto modo, la escasez de rigidez en el plano artístico (vestuario, escenografía, etc.), pero que aparezcan transeúntes en el fondo del plano, que nada tienen que ver con lo contado, ya es una falta grave que atenta contra la seriedad del producto; claro, exceptuando u omitiendo la precariedad técnica que no es intencionalmente mala ni busca disgustar a los espectadores.
No puedo considerar actuación a lo hecho por quienes protagonizan la historia, son simplemente figurante parlantes que en vez de aportar ayudan a despotricar el acabado. Ni tampoco fotografía a lo mostrado por las cámaras, sino imágenes captadas por el lente. Marreros apunta a ser el cineasta más prolífico de la historia del cine peruano. Si este -su último trabajo- presenta esta pobre calidad, qué puedo esperar de sus obras anteriores que desconozco. Realmente, al ver esta película -hasta donde pudimos verla todos ese día- no me quedan ánimos de revisar su filmografía completa, ni siquiera acabar la ya empezada.
Algo rescatable -sí, hay algo. El buen humor y osadía del realizador para emprender, sostener y concluir este arriesgado film, que logra momentos de humor bizarro que provocan sonrisas sinceras. Lo veo así desde mi perspectiva complaciente, comprendiendo sus sufridas limitaciones. Las escenas del anuncio de la llegada de los españoles por el curaca hacia el Inca y de la búsqueda recién empezada guiada por Felipillo, son los momentos de mejor tino y gracia de lo que pude ver. Humor chabacano y barrial que pudo disfrutarse a pleno -en esas escenas- por el tempo correcto utilizado para que cada una de ellas pueda sobresalir sin tapar a la anterior o a la siguiente, además de atinar con las frases graciosas apoyadas sobremanera con la torpeza de la interpretaciones actorales no-intencionalmente jocosas.

Aún queda el final por develarse. Final inédito en Lima, el cual quiero presenciar para terminar las denuncias contra el film con todo el permiso que me otorga la ética anti-prejuicios. Aunque todo aquel que haya leído o atendido a las clases de la primaria escolar sabrá el desenlace de los hechos. Cómo ejercicio introspectivo aplicaré mi capacidad humorística (virtuosa o escasa) para prefigurar un final aceptable para mi gusto y color, del cual no pueda desilusionarme. Espero que el resto de asistentes no se les ocurra este quehacer, pues puede estropear su posible dulce noche de sueños. Yo, me arriesgo.
Suerte para los amigos de APRECI en su próxima presentación. Nadie merece hacer papelones por errores ajenos. El C.C. CAFAE (bueno, sus equipos técnicos) son los principales responsables.
Ojalá que pueda concluir la película, como nos lo prometieron los organizadores, pues no me gusta quedarme a medio camino. ¿A ti?
John Campos Gómez

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno señor Campos si desea yo le puedo contar el final porque la vi completa a mediados de noviembre en el local de Petroperu,la cinta se exhibiò dentro de un ciclo titulado I Encuentro Nacional de Cine Independiente,organizado por el C.C. San Marcos, el cual la verdad fue una muestra de cine regional. ¿desea que se lo cuente? o quiere esperar su reestreno. Por otro lado felicito su articulo escribe muy bien. Yo solo soy un simple cinèfilo.

Anónimo dijo...

No es la unica vez que pasa eso con los equipos técnicos de C.C.CAFAE.Sin embargo, se agradece la iniciativa por pasar gratis algunas películas.Lamentablemente no me perdi de mucho, al no terminar de ver la película en cuestión.