jueves, 12 de agosto de 2010

Festival de Lima: Cuchillo de palo


“Cuchillo de palo”, documental paraguayo de Renate Costa, destaca en la competencia documental. La directora se lanza tras las huellas de su tío, hermano de su padre, homosexual que sufrió no sólo la represión estatal durante la dictadura de Stroessner sino también la invisibilización social, el rechazo y la desconfianza familiar. Y junto con él, más de una generación de homosexuales en Paraguay.

Renate Costa indaga sobre el pasado de un individuo, pero también de un país. A pesar de ello, la película transcurre en un riguroso tiempo presente, porque eso es lo que le interesa: mostrar las huellas indelebles que deja la represión de una dictadura en la conciencia de la gente, aun cuando ya viva en democracia.



“Cuchillo de palo”, a diferencia de tantos documentales programáticos, ni afirma, ni postula, ni condena. Costa atiende, escucha, graba testimonios y va descubriendo en ellos los lapsus, los eufemismos, los silencios, las alusiones, los prejuicios, los miedos, las convicciones de exclusión, que están grabados a fuego, como un reflejo condicionado, en los sentimientos de los paraguayos de hoy, sin importar cuán liberales proclamen ser. Es una realidad oscura que la película convierte en textura visual y atmósfera tangible. Se siente en las calles vacías, en los espacios desgastados de los interiores, en la tristeza de los lugares, en la ciudad nocturna donde algunos homosexuales prefieren dar testimonio anónimo. Como si la libertad política conquistada por Paraguay no hubiera logrado borrar los estigmas del pasado. El cotejo de la realizadora con su padre no sólo enfrenta dos maneras de ver el mundo, sino que abre la película a un gesto final de entendimiento y comprensión de la hija, aun en la discrepancia radical.



Ricardo Bedoya

1 comentario:

Anónimo dijo...

Recomendada! La vuelven a pasar en el Festival de Lima este Miercoles a las 17.15 hs, yo me voy a escapar del trabajo para que la vea mi pareja yo ya la vi y no me importa verla de nuevo.

Muy buena crítica. Romina