jueves, 11 de noviembre de 2010

ANNUS HORRIBILIS: La exhibición comercial del cine peruano en 2010

No se consigna ningún año tan desastroso para la exhibición de películas peruanas como el que se acerca a su fin. La que mayor recaudación ha obtenido es Contracorriente, que venía de ganar varios premios del público en diversos festivales, pero que promedió los 40 mil espectadores, cifra muy modesta. De las otras, Octubre, con premio en Cannes apenas superó los 10 mil espectadores y los resultados de la taquilla en las demás - Paraíso, Illary, Ella, La vigilia- es catastrófico.

Quiero esbozar algunas consideraciones a partir de las interrogantes planteadas por Bedoya y las respuestas de Rafael Zalvidea, que no han tenido la resonancia que su contundencia podía suscitar.

1)Es verdad. No hay estudios de mercado previos ni tampoco investigaciones de gustos o reacciones con relación a los films peruanos. Hay quienes sugieren que debería hacerse algún estudio de mercado previo, pero tal sugerencia procedería en el caso de que se concibiera un proyecto industrial. De otra manera no tiene sentido. Porque hacer un estudio de mercado llevaría a proceder en consecuencia, es decir, hacer películas en función de las expectativas del público y eso, fuera de un marco industrial, no viene al caso. El deseo de que se logre una industria fílmica en el país es eso: un deseo, un buen deseo, si se quiere, pero nada más que eso. Porque la realidad muestra una vez más que no existen condiciones para ello. Ya no sólo la falta de un mercado solvente, sino ni siquiera de un público reducido que parezca estar dispuesto a ir a ver películas peruanas en salas de cine.

2) Por cierto, una propuesta de películas hipotéticamente puestas en función de las utilidades excluiría por completo los concursos que organiza el CONACINE, pues no creo que los jurados, tal como están conformados, acepten premiar proyectos con esos fines. En todo caso, como comenté en un texto anterior, buscarán el equilibrio entre la solidez expresiva de un guión y sus posibilidades de comunicación, que es a lo que generalmente apuntan los jurados, pues no existen orientaciones ni menos dictados (ni tampoco se podrían aceptar) de lo que es o no es premiable.


3) Ya no es cuestión de que los apoyos de los concursos del CONACINE estén bien o mal canalizados. Hay una suerte de indiferencia creciente hacia las películas locales. Eso puede provenir, en parte, de insuficiencias narrativas, de carencia de puntos de apoyo suficientemente atractivos, de propuestas poco llamativas..., pero viene especialmente, en mi opinión, de un espacio de exhibición cada vez más cerrado. Y cuando digo cada vez más cerrado aludo no tanto a la concentración de películas de las majors y similares, que ya es un dato conocido y reiterado, sino a una suerte de concentración de las disposiciones del espectador que paga una entrada (o dos) y luego el combo respectivo. Economía de selección, sin más. Para las películas peruanas, las migas. Por más thriller que quiera ser La vigilia lleva todas las de perder de antemano frente a Atracción peligrosa, por poner un ejemplo en la cartelera actual y, por cierto, mucho mejor, pero el descarte del espectador es previo.

4) Hay quienes ponen como ejemplo de relativo éxito de público La teta asustada. Sí, relativo, pero hay que tener en cuenta que ninguna película en la historia del cine peruano tuvo la resonancia mediática que logró la cinta de Claudia Llosa, debido a los premios del Festival de Berlin. Más aún, y a tenor de las impresiones que siempre trato de recoger aquí y allá de quienes van al cine, me atrevo a pensar que ese éxito relativo de taquilla no ha beneficiado a las películas posteriores. Y no porque hayan comparado en términos de calidad La teta asustada y otras que se estrenaron después, sino que dicho crudamente, he escuchado varias veces la frase "después de ver una película tan aburrida como La teta asustada no vuelvo a ver otra película peruana". No quiero convertir una impresión personal en un hecho indiscutible. Lo señalo de manera si se quiere conjetural, casi como hipótesis. No creo, en todo caso, que un alto porcentaje de quienes vieron esa película hayan reparado en los valores de estilo o en las sugerencias de la historia.

5) Buena parte del público potencial del cine peruano, y lo señala Rafael, casi no va al cine. Ve las películas en DVD o en la computadora. Ese público ni siquiera se entera de lo que se estrena. Yo suelo hacer un sondeo en mis clases cada vez que se estrena una película peruana. La mayor parte de mis alumnos no está informado de que la película se estrenó y, por cierto, casi ninguna afirma haberla visto. Muy pocos se preocupan por saber qué es lo que se estrena cada jueves. Si a eso sumamos la escasa difusión de buena parte de los estrenos locales (Paraíso e Illary ni siquiera tuvieron un cartel en los diarios) la faena se completa. Las películas se caen rápidamente sin opción del boca a boca, que seguramente tampoco funcionaría, y pasan a la segunda semana en los horarios de la 1:40 o 3 de la tarde, como para que asista aún menos gente que la que asistió en la primera semana. ¿Qué sentido tiene mantener las películas por una semana más en esos horarios?

Dejo aquí los comentarios por esta vez, que están dejando de lado muchos otros puntos significativos, pero anoto desde ya que es imperativo, como lo propuso Bedoya, un debate lo más amplio posible, a partir del cual se pueda establecer un diagnóstico más claro y preciso que se pueda tener en cuenta a la hora de hacer proyectos de ley. La suerte de las ocho películas que se estrenarían el próximo año en el circuito comercial puede arrojar un cuadro similar al de este annus horribilis.

Isaac León Frías

1 comentario:

RBC - Wilhelm Röntgen dijo...

Hola. Me parece que el escenario de promoción ha cambiado. Los grandes Medias han dejado de tener el poder e influencia que tuvieron. Yo hace meses que no veo televisión y me siento feliz porque las posibilidades en la red son más estimulantes. ¿porque no pensar en nuevos espacios de promoción? ¿A alguien se le ocurrió promover sus películas en el metropolitano que se calcula ha sido usado por 8o mil limeños? Cuando uno va a tomar un cafe a un starbuck encuentra folletería atractiva de obras de teatro pero nada de cine.
Si en las propias facultades de comunicación los alumnos no están enterados entonces es claro que está fallando la promoción.
Necesitamos también recordar que hay un público esperando ser seducido. Lo hemos olvidado por completo.
La comida peruana por más que se estilice nunca pierde su sabor. Al primer ingenuo que crea que en el Perú se puede poner un restaurante de comida conceptual, insulsa, a la manera de los daneses, acabará perdiendo su inversión en pocas semanas, por más que luego sea admitido en concursos internacionales.
Sin duda debemos seguir haciendo las películas que nos salen de los cojones, pero no perdamos de vista a quienes somos. Un poco más de sabor, de intensidad serán los primeros pasos para ir recobrando a nuestra gente.
Los gringos en los años 70 hicieron películas intensas y sólidas. Muchas de ellas taquilleras y festivaleras. Sigamos el ejemplo o desapareceremos como especie.